Golpeó a un detenido que le reclamó por unas galletas

La fiscala penal de Derechos Humanos, Verónica Simesen de Bielke, requirió ante el Juzgado de Garantías 6, la elevación a juicio de la causa que tiene como imputado a Ernesto Benjamín Chávez, de 31 años, con revista en la Alcaidía N° 2 de Tartagal, acusado de los delitos de severidades calificadas y lesiones leves en concurso ideal, en calidad de autor.

Del requerimiento surgió que el 16 de septiembre de 2019, el acusado agredió al denunciante, quien estaba detenido en su celda y al que golpeó contra la pared.

La víctima denunció a Chávez, quien era el encargado del pabellón, e hizo notar que días antes, le había reclamado al acusado por el faltante de galletas que le había acercado al establecimiento carcelario su concubina.

En sus fundamentos, la fiscala penal Simesen de Bielke, sostuvo que los elementos incorporados en la investigación, permiten sostener que el detenido fue víctima de tratos degradantes, consistentes en diversos golpes, mientras se encontraba alojado en la Alcaidía N° 2.

Septuagenario disparó al cadete de una sandwichería

Ocurrió en la zona Sur de la ciudad, cuando el joven de 17 años fue a entregar un pedido a una vivienda y fue agredido verbal y físicamente por un hombre de 75 años, que se encontraba ofuscado porque quedó trabado el timbre. El adulto mayor fue imputado y no se pudo secuestrar el arma empleada.

El fiscal penal 3, Horacio Córdoba Mazuranic, imputó a Ernesto Rivera Carabajal de 75 años, como autor de los delitos de coacción con arma y lesiones leves en concurso real con abuso de arma en perjuicio de un joven de 17 años.

La denuncia fue realizada por el padre del menor, quien señaló que su hijo trabaja como cadete en una sandwichería familiar de la zona Sur de la ciudad de Salta y que en oportunidad de llevar un pedido a una vivienda de calle San Roque del barrio San Francisco, fue agredido verbal y físicamente por un hombre mayor, quien desde el interior de la vivienda le realizó un disparo con un arma de aire comprimido aparentemente.

El joven resultó herido en una de sus piernas y se retiró a las inmediaciones, donde pidió un teléfono a un transeúnte y llamó al Sistema de Emergencias 911. Los efectivos policiales intervinientes no lograron secuestrar el arma empleada por el septuagenario.

Piden la prisión preventiva de los once imputados de la Brigada de Investigaciones de Orán

La fiscala penal de Derechos Humanos, Verónica Simesen de Bielke, requirió ante el Juzgado de Garantías 1 de Orán, la prisión preventiva de los once efectivos policiales de la Brigada de Investigaciones 2 de esa ciudad, imputados en el marco de la causa que investiga los delitos de privación ilegítima de la libertad, torturas y lesiones leves en concurso ideal.

En sus fundamentos, la fiscala penal Verónica Simesen de Bielke, advirtió sobre la pena esperada por los delitos endilgados, siendo el de torturas el más grave, lo que supone un monto de pena en concreto que permite inferir que será alta y de ejecución efectiva.

También surgió como indicio suficiente para el encierro cautelar, que los acusados tienen vinculaciones dentro de la fuerza de seguridad y acceso a información que no posee el ciudadano común, por lo que podrían obstaculizar la investigación, ante la posibilidad de ocultar medios de prueba o de influenciar a personas que serán llamadas a declarar, quienes deberán hacerlo libres de toda influencia.

Por otra parte, la situación procesal de los acusados, constituye una de las hipótesis de procedencia que autorizan el mantenimiento del encierro cautelar durante la etapa preparatoria, ya que los diversos elementos colectados permiten sostener que los acusados podrían incurrir en la hipótesis configurativa del peligro cierto de fuga.

Surgieron indicios vehementes que los acusados actuaron de forma sistemática, ya que de las declaraciones de varios detenidos alojados en la Brigada de Investigaciones 2, surgió que era el modus operandi para lograr la confesión mediante la aplicación de tormentos, conducta enmarcada dentro la violencia institucional.

En este sentido, debe valorase que los efectivos forman parte de las fuerzas de seguridad de la Provincia y que su deber es el de garantizar la seguridad pública y no la comisión incesante de hechos ilícitos contra la sociedad.

En consecuencia, es necesario impedir que los acusados continúen acometiendo en contra de la población, con el abuso de poder que detentan al cumplir funciones en las fuerzas de seguridad y al contar con armas letales y no letales.

Justamente, el Estado es responsable de garantizar que el uso de la fuerza sólo sea utilizado como último recurso y con estricto apego a los estándares internacionales y el respeto de los derechos humanos, lo que no se vislumbra en la causa.

Torturas y paseo con amenaza de muerte: Imputaron a los once detenidos de la Brigada de Investigaciones de Orán

La fiscala penal de Derechos Humanos, Verónica Simesen de Bielke, imputó provisionalmente a once efectivos policiales de la Brigada de Investigaciones 2 de Orán, detenidos en el marco de la causa que investiga la supuesta comisión de los delitos de privación ilegítima de la libertad, torturas y lesiones leves en concurso ideal. Los acusados se negaron a declarar.

De las tareas investigativas, surgió que los imputados citaron al denunciante para que prestara declaración testimonial en la Brigada de Investigaciones 2, a raíz del robo producido en el Supermercado Comodín de Orán.

Una vez allí, cometieron un claro exceso en el ejercicio de sus funciones y sin que existieran motivos razonables ni una orden de la autoridad competente, privaron ilegítimamente de la libertad ambulatoria al denunciante, a quien retuvieron desde las 18 del 8 de abril, hasta la madrugada del día siguiente, esposado y sin que pudiera irse de la dependencia policial.

Con los elementos reunidos en la investigación penal preparatoria, la fiscal penal Verónica Simesen de Bielke, imputó al oficial Enzo Anagua y los sargentos Gerardo Ricardo Páez alias “Caimán” y Carlos David Morales, por los delitos de privación ilegítima de la libertad, tortura y lesiones leves en concurso ideal.

El oficial Enzo Anagua también fue imputado por el delito de falsedad ideológica, en concurso real con los otros delitos endilgados, ya que en su calidad de funcionario público, insertó en un instrumento público una declaración falsa, concerniente a un hecho que el documento debía probar, al haber consignado como dichos del denunciante la responsabilidad por el robo al Supermercado Comodín a las personas que los mismos efectivos policiales le habían dicho que incriminara.

Tras las nuevas detenciones producidas el 29 de abril, fueron imputados el sargento Pedro Daniel Smiter y el suboficial principal Héctor Gustavo Calleja, por los delitos de privación ilegítima de la libertad, tortura y lesiones leves en concurso ideal, ya que los mencionados, en ejercicio de un acto de servicio, citaron a la víctima para que prestara declaración testimonial por el robo y una vez allí, con claro exceso en el ejercicio de sus funciones y sin que existieran motivos razonables u orden de la autoridad competente, privaron ilegítimamente de la libertad ambulatoria al denunciante.

El accionar ilícito de los detenidos se extendió hacia el despliegue de conductas del delito de torturas, ya que infligieron tormentos físicos y psíquicos, de carácter grave con el fin concreto de intimidar al denunciante, para obtener una confesión que atribuyera responsabilidades por el robo al supermercado a personas determinadas, en función de las líneas investigativas que resultaban en beneficio de la intención del personal para resolver la causa.

Los actos se desarrollaron a través de múltiples golpes y la colocación en la cabeza de la víctima de bolsas plásticas, para intentar quebrantar su voluntad. También exhibieron y prendieron un taladro, con el que amenazaron con provocarle lesiones y a través de un recorrido en un vehículo por las calles del barrio 20 de Febrero, donde nuevamente lo amenazaron con llevarlo al basural, lugar en el que manifestaron que lo iban a matar y que se cuidara de denunciarlos, por lo que lo iba a pasar mal, él y su familia.

Por último, fueron imputados el oficial auxiliar Pablo Ferrufino, quien se encontraba en el momento del hecho a cargo de la dependencia; el oficial Jesús Tárraga, quien se encontraba como oficial de servicio; el sargento ayudante Raúl Luna y el oficial César Pineda, quienes se desempeñaban como jefes de Guardia; y los sargentos Rodolfo Guerrero y Fredy Martínez, quienes se desempeñaban como cabos de guardia; por el delito de omisión de evitar el delito de tortura, ya que surgió del registro del libro de guardia y novedades de la dependencia policial, que estuvieron al momento en que sucedieron los hechos, sin que pudieran desconocer lo que estaba ocurriendo, porque los detenidos que se encontraban alojados en la Brigada N º 2, manifestaron que vieron a Páez, Calleja, Smiter y Anagua llevar a un hombre hacia la habitación de atrás que está en el patio interno de la dependencia, luego de lo cual escucharon música a alto volumen y después de ello los gritos de dolor de dicha persona. En su condición de funcionarios públicos tenían la obligación de evitar la comisión del delito de tortura que se les endilga a los otros efectivos policiales, pero no lo hicieron.

El oficial César Pineda y el sargento Fredy Martínez, también fueron imputados por el delito de falsedad ideológica en calidad de partícipes necesarios, que concurre en forma real con el otro delito endilgado, ya que en su calidad de funcionarios públicos firmaron el acta de declaración como testigos.

A raíz de los pedidos de colaboración, la Unidad de Investigaciones del CIF llevó a cabo una serie de diligencias que permitieron identificar a los acusados y recopilar valiosa información para lograr esclarecer los hechos.

Durante los procedimientos del pasado 29 de abril, fueron secuestrados el libro de guardia y un automóvil Ford K color gris, que se encontraba incautado previamente en una causa federal, entre otros elementos de interés para la causa.

Policías de Infantería lo golpearon brutalmente e intentaron abusarlo

La fiscala penal de Derechos Humanos, Verónica Simesen de Bielke, requirió ante el Juzgado de Garantías 3, la elevación a juicio de la causa que tiene a ocho efectivos policiales imputados por los delitos de vejaciones calificadas y lesiones leves en concurso ideal; y un efectivo policial imputado por el delito de severidades calificadas.

Las imputaciones recayeron sobre el suboficial principal Carlos Eduardo Giménez; los sargentos ayudantes Diego Orlando Choque, Carlos Alberto Ríos y Orlando Sebastián Estopiñán; el sargento Mario Jacinto Maidana; y los cabos Adrián Mauricio Maidana, Walter David Chocobar y Claudio Oscar López, acusados por los delitos de vejaciones calificadas y lesiones leves en concurso ideal y en calidad de coautores.

En tanto, el suboficial principal Miguel Ángel Quispe, fue acusado del delito de severidades calificadas, en calidad de autor.

Del requerimiento, surgió que el 7 de marzo de 2020, cerca de las 18:30, mientras el denunciante circulaba por barrio Islas Malvinas de La Merced, fue interceptado por un móvil de Infantería del que descendieron dos efectivos para detenerlo, por lo que corrió e ingresó por temor a un domicilio que tenía la puerta abierta.

El dueño de esa vivienda hizo pasar a los policías, quienes detuvieron al denunciante y lo llevaron esposado al móvil, donde lo agredieron físicamente con golpes de puño y con cachiporras en piernas, codos y cabeza.

En ese momento, la víctima pidió que dejaran de golpearlo y les dijo “¿por qué no peleamos mano a mano?”. Tras esto, los efectivos detuvieron la marcha del móvil y le quitaron las esposas, mientras que uno de ellos lo invitó a pelear.

El denunciante se negó, ya que estaba débil, por lo que los acusados volvieron a esposarlo y lo tiraron boca abajo de la caja del móvil, donde uno de ellos, le bajo los pantalones y el calzoncillo y dijo “lo caguemos violando”.

La victima relató que intentaron introducirle en el ano una cachiporra de manera brusca y que lo evitó moviéndose para diversos lados, mientras permanecía esposado y boca abajo.

Luego fue llevado a la Comisaría, desde donde el efectivo Quispe lo trasladó al hospital Doctor Nicolás Lozano, donde luego de examinarlo pidieron el traslado al hospital San Bernardo para corroborar el estado neurológico. Sin embargo, el denunciante fue llevado nuevamente a la Comisaría y en un momento dado, Quispe lo tomó del cabello, le profirió golpes de puño en el ojo derecho y le expresó “¿para qué hablás?”. Luego, le quitó las esposas y le dijo que se retirara de la dependencia.

Los hechos denunciados por la víctima, guardan correlación con los certificados médicos incorporados de profesionales del hospital de La Merced, Medicina Legal de la Policía y del Gabinete de Medicina Legal del CIF.

Además la autoría de los imputados fue corroborada por un testigo presencial del hecho.

Ocho policías a juicio por lesionar a dos mujeres y una menor

La fiscala penal de Derechos Humanos, Verónica Simesen de Bielke, requirió ante el Juzgado de Garantías 3, la elevación a juicio de la causa que tiene a ocho efectivos policiales imputados por los delitos de vejaciones calificadas y lesiones leves (tres hechos) en concurso real.

Las imputaciones recayeron sobre el oficial ayudante Facundo Nicolás Díaz Aguirre; los sargentos ayudantes Omar Walter Choque y Ezequiel Marcelo Bravo; los sargentos Juan Carlos Casimiro, Vanesa Romina Isabel Sarapura González y Sebastián Alejandro García; y los cabos Maximiliano Nicolás Antonio Mansilla y Diego Enrique Guari.

La investigación inició tras la denuncia radicada por una mujer, quien sostuvo que el domingo 22 de noviembre de 2020, cerca de las 20, dos hombres fueron a su domicilio ubicado en barrio Constitución, en la zona este de la Ciudad de Salta, quienes amenazaron a los gritos y arrojaron piedras para que saliera a la calle una menor de edad, hija del concubino de la denunciante.

Del requerimiento, surgió que la menor fue defendida por su padre, quien quiso alejar a los agresores, cuando llegó el móvil de Infantería 1489. Cuando los efectivos quisieron detenerlo, la denunciante quiso evitar que se lo llevaran y fue sujetada por tres efectivos. Luego, recibió un disparo de bala de goma en la pierna izquierda.

Asimismo, otra hija del detenido quiso dialogar con el personal de infantería para indicarles que los agresores eran otros. En ese momento, un efectivo que portaba un arma larga le disparó en el brazo, costillas y pierna izquierda, lo que resultó reprochable porque en el lugar había niños y los disparos también impactaron sobre una menor.

Los hechos denunciados guardan correlación con los certificados médicos incorporados en la investigación, que dieron cuenta de las lesiones sufridas por las mujeres y la menor.

La participación de los acusados fue corroborada por una testigo presencial, quien sostuvo que vio el momento en que uno de los efectivos realizó tiros con un arma larga.

Detienen a tres efectivos de la Brigada de Investigaciones por torturas con submarino seco, taladro y paseo con amenaza de muerte

El Juzgado de Garantías 1 de Orán hizo lugar al pedido de la fiscala penal de Derechos Humanos, Verónica Simesen de Bielke y ordenó la detención de tres efectivos policiales de la Brigada de Investigaciones 2 de esa ciudad, por la supuesta comisión de los delitos de privación ilegítima de la libertad, torturas y lesiones leves en concurso ideal. Se trata de un oficial y dos sargentos, quienes fueron detenidos durante el transcurso de este viernes.

De la investigación preliminar, surgió que los efectivos citaron al denunciante para que prestara declaración testimonial en la Brigada de Investigaciones 2, a raíz del robo producido en el Supermercado Comodín de Orán.

Una vez allí, cometieron un claro exceso en el ejercicio de sus funciones y sin que existieran motivos razonables ni una orden de la autoridad competente, privaron ilegítimamente de la libertad ambulatoria al denunciante, a quien retuvieron desde las 18 del 8 de abril, hasta las 2:30 de la madrugada del día siguiente, esposado y sin que pudiera irse de la dependencia policial.

El accionar ilícito de los detenidos se extendió hacia el despliegue de conductas del delito de torturas, ya que infligieron tormentos físicos y psíquicos, de carácter grave con el fin concreto de intimidar al denunciante, para obtener una confesión que atribuyera responsabilidades por el robo al supermercado a personas determinadas, en función de las líneas investigativas que resultaban en beneficio de la intención del personal para resolver la causa.

Los actos se desarrollaron a través de múltiples golpes y la colocación en la cabeza de la víctima de bolsas plásticas, para intentar quebrantar su voluntad. También exhibieron y prendieron un taladro, con el que amenazaron con provocarle lesiones y a través de un recorrido en un vehículo perteneciente a la fuerza de seguridad por las calles del barrio 20 de Febrero, donde nuevamente lo amenazaron con llevarlo al basural, lugar en el que manifestaron que lo iban a matar y que se cuidara de denunciarlos, por lo que lo iba a pasar mal, él y su familia.

Uno de los efectivos también habría incurrido en el delito de falsedad ideológica, que concurre en forma real con los demás delitos endilgados, ya que en su calidad de funcionario público, insertó en un instrumento público una declaración falsa, concerniente a un hecho que el documento debía probar, al haber consignado como dichos del denunciante la responsabilidad por el robo al supermercado a las personas que los mismos efectivos policiales le habían dicho que los incriminara.

La fiscala penal Verónica Simesen de Bielke, sostuvo que la plataforma fáctica fue corroborada con la denuncia y declaración testimonial del denunciante, certificados médicos y un video y fotografías aportadas por el propio denunciante, entre otros elementos de convicción reunidos, que dieron cuenta de la participación punible de los imputados en los hechos expuestos.

Salía de trabajar y dos policías lo redujeron a golpes

La fiscala penal de Derechos Humanos, Verónica Simesen de Bielke, requirió ante el Juzgado de Garantías 3, la elevación a juicio de la causa que tiene a dos efectivos policiales acusados de los delitos de vejaciones calificadas y lesiones leves en concurso ideal.

Las imputaciones recayeron sobre el suboficial principal Gustavo Aníbal Cruz, de 47 años y el sargento ayudante Ciro Ramón Illesca, de 42; ambos con revista en la División Seguridad Urbana de Tartagal.

En sus fundamentos, la fiscala penal Verónica Simesen de Bielke, sostuvo que los hechos fueron corroborados por la denuncia y el testimonio del damnificado, certificados médicos y copias del libro de guardia, entre otros elementos de convicción reunidos.

Del requerimiento, surgió que en la mañana del 21 de octubre de 2018, en calle 24 de Septiembre, los efectivos acusados desempeñaron un acto de servicio y con exceso de sus funciones, acometieron en contra de la integridad física del denunciante, quien salía de trabajar tras limpiar y desmalezar el frente del CIC Norte, para lo que utilizó un machete.

Entonces, el denunciante fue interceptado por el efectivo Cruz, quien le solicitó que arrojara el machete, tras lo cual se acercó el efectivo Illesca y lo golpeó en la cabeza.

Por este accionar, la víctima se asustó y corrió. Los efectivos lo alcanzaron y lo redujeron a golpes que le causaron lesiones en distintas partes del cuerpo, que fueron certificadas por exámenes médicos.

Salió a bailar, pero terminó golpeado por policías

La fiscala penal de Derechos Humanos, Verónica Simesen de Bielke, requirió ante el Juzgado de Garantías 2, la elevación a juicio de la causa que tiene a tres efectivos policiales acusados de los delitos de vejaciones calificadas por el uso de la violencia y lesiones leves en concurso ideal, en calidad de autores.

Las imputaciones recayeron sobre los efectivos Dante Manuel Olarte, de 36 años; Jorge Luis Sanguino, de 31 y Fabián Antonio Cuéllar, de 39; todos con revista en la Comisaría 31 de Rosario de la Frontera.

La investigación permitió establecer que el 16 de septiembre de 2019, cerca de las 3:30, mientras el denunciante estaba en la entrada del boliche Punto Uno, ubicado en la ciudad termal, para reclamar que le devolvieran el dinero de la entrada porque no lo dejaban pasar, aparecieron los acusados, quienes lo subieron al móvil y lo golpearon.

Luego, lo trasladaron hasta el hospital, donde no lo hicieron revisar y al salir, volvieron a agredirlo.

La víctima sufrió lesiones en el rostro que fueron constatadas por un médico clínico, mientras que un oftalmólogo certificó “hemorragia subconjutival” en uno de los ojos del denunciante.

Surgió así que los acusados ejercieron un acto de servicio y excedieron los límites impuestos por la Ley 7742 que autoriza a las fuerzas policiales a hacer uso de la fuerza pública cuando fuere necesario.

Es que si bien la Ley Orgánica de la Policía Provincial permite el uso de la fuerza cuando fuere necesario mantener el orden, garantizar la seguridad e impedir la perpetración del delito, resulta legítimo cuando su despliegue es necesario e imprescindible y siempre debe ajustarse y ser proporcional a las particularidades del caso.

Detuvieron a un menor tras un asalto, lo llevaron a la subcomisaría y lo lesionaron a golpes

La fiscala penal de Derechos Humanos, Verónica Simesen de Bielke, requirió ante el Juzgado de Garantías 2, la elevación a juicio de la causa que tiene a cuatro efectivos policiales acusados de los delitos de severidades calificadas y lesiones leves.

Las imputaciones recayeron sobre el oficial subayudante Rómulo Segovia, el sargento Pablo Exequiel Toledo, el cabo Ignacio Esteban Zurita y el cabo Darío Aníbal Guzmán, todos con revista en la División Seguridad Urbana.

Del requerimiento surgió que en la madrugada del 13 de junio de 2020, los acusados a bordo del móvil 1727 se desplazaron a colaborar con el móvil 1737 de la subcomisaría de Villa Lavalle, donde divisaron a los causantes del robo a un remisero, a quien asaltaron con un cuchillo en inmediaciones de la esquina de las calles Julio Paz y Carlos Outes.

Al divisar a un menor que se daba a la fuga, los imputados lograron alcanzarlo en el Pozo de la Muerte y lo detuvieron. Luego, lo trasladaron a la subcomisaría de Villa Lavalle, donde según el menor, los mismos efectivos que lo detuvieron, lo metieron a una habitación y lo golpearon en distintas partes del cuerpo, que le produjeron al menor lesiones que fueron constatadas por certificados médicos.

En sus fundamentos, la fiscala penal Simesen de Bielke, sostuvo que surgió con claridad manifiesta que la figura endilgada del delito de severidades agravadas por el uso de la violencia, pretende proteger el remanente de libertad del que dispone todo ser humano en virtud de ser sujeto de derecho y que atañe directamente a su dignidad como persona.

Se tiene así que los acusados, funcionarios policiales con el deber de velar por la seguridad del detenido, llevaron a cabo una conducta totalmente contraria a lo que se espera de un funcionario, pues, en la situación de encierro, produjeron actos lesivos hacia la integridad física del menor, que resultó en el reproche penal.