Escuchó la acusación y al momento de responder, se abstuvo de dar su versión de lo sucedido. En su imputación, la Fiscalía sostuvo que las pruebas reunidas hasta el momento indican como disparador un incidente de celos del acusado hacia la víctima días previos al crimen.
Las pruebas también descartaron que Jessica González, la mujer asesinada en un motel alojamiento, haya mantenido una relación sentimental o dado señales de aceptación a Raúl Pérez, el empleado de comercio que fue hallado moribundo junto a la víctima.
Tal como estaba previsto, el fiscal penal 2 de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas, Pablo Paz, llevó ayer adelante en el hospital San Bernardo, la imputación penal por el delito de homicidio calificado por mediar violencia de género (femicidio). Allí el acusado se encuentra internado a raíz de las lesiones que presentaba al momento de que los empleados del motel irrumpieron en la habitación que ocupaba junto a la víctima.
Luego de formalizar la acusación con las pruebas reunidas hasta el momento, Pérez, representado por un abogado de la Defensa Pública, se abstuvo de prestar declaración indagatoria. No se descarta que más adelante en el proceso, pueda hacer el descargo del caso.
En su decreto de imputación, el fiscal presentó las pruebas reunidas en torno al homicidio de Jessica González, el que se produjo como consecuencia de graves lesiones de arma blanca que recibió, en especial una lesión a la altura del cuello.
Paz se refirió a los testigos que prestaron declaración en busca de reconstruir los momentos previos, como así también brindar detalles respecto a lo sucedido específicamente en la habitación 24 del hotel alojamiento, donde se descubrió el cadáver de la víctima.
“De acuerdo a lo indicado por los diferentes testigos, Pérez se encontraba obsesionado con la persona de Jessica González, a punto de haber generado un episodio de celos el día 18 de septiembre pasado, producto del cual la víctima se irritó notablemente (a vista de testigos)”, explicó el fiscal en torno al detonante del crimen.
Posteriormente a dicho incidente, “con la frustración generada por el suceso antedicho, y encontrándose deprimido por la situación, el imputado habría salido al encuentro de González en fecha 20 de septiembre en horas de la tarde, agrediéndola con un arma blanca que había llevado consigo; acometimiento que habría sido perpetrado tanto en el automóvil de propiedad del encartado, como en el motel, en donde finalmente y de manera brutal, acabó con la vida de González, asestándole diversas estocadas en su integridad física.”.
El fiscal reflejó en sus argumentos distintos aspectos referidos por los testigos, entre ellos familiares y amigos de la víctima, quienes fueron contundentes al sostener que entre la víctima y el victimario no había ninguna relación sentimental.
Asimismo, el fiscal señaló que se advierte de las testimoniales y otras pruebas, un nivel de “obsesión” por parte del acusado, mientras que por otra partes, los testigos indicaron que en ningún momento la víctima habría dado señales de aceptación al mismo.
El fiscal confirmó como escenario común a la víctima y al victimario, las reuniones que se realizaban en una iglesia evangélica de la zona Sudeste, donde la madre de la víctima tenía una función como “pastora”. Pérez, en tanto y desde su aparición en la congregación, buscó acercarse a González.
Respecto a otros aspectos del hecho, entre ellos la mecánica de la muerte, el fiscal espera conocer el resultado de otras pericias anexas a fin de poder establecer con mayor profundidad lo sucedido en el motel alojamiento.