Estos y otros detalles se conocieron a partir del requerimiento a juicio elevado por el fiscal penal Pablo Rivero contra Gabriel “Chirete” Herrera por el asesinato de Andrea Edith Neri, ocurrido el 5 de enero pasado en la celda 372 del Pabellón «E» del Penal de Villa Las Rosas. “La mate, la mate, ya se acabó la carnereada”, dijo el convicto a los guardias tras el brutal crimen, el segundo cometido dentro de una unidad carcelaria y durante una visita privada.
El viernes pasado, la fiscalía remitió al Juzgado de Garantías 4 el pedido de juicio contra Gabriel “Chirete” Herrera por el delito de homicidio doblemente calificado por la relación de pareja y femicidio, delito por el cual el convicto, quien purga ya una condena por el asesinato de una ex mujer durante una visita privada, podría recibir una sentencia de prisión perpetua.
En un extenso requerimiento, el fiscal Rivero señaló la evidencia reunida en contra de Herrera, entre ellas declaraciones testimoniales de los guardiacarceles, familiares de la víctima y pericias realizadas por el Cuerpo de Investigaciones Fiscales en torno al brutal homicidio de Neri.
A raíz de las pruebas producidas, Rivero concluyó que Herrera “estaba determinado a acabar con la vida de su pareja y madre de su hijo”. Agregó que el día del crimen, a las 14 horas, recibió en su celda a Neri. Allí “mantuvieron una conversación por cuestiones de celos y luego terminó con su vida”.
El fiscal indicó que el móvil del asesinato fue también reconocido por el convicto al prestar declaración indagatoria al relatar que cuando Neri llegó a la visita “subimos arriba y hablamos cinco minutos del tema de la foto”. Al respecto, Rivero señaló que se trata de una imagen publicada en una cuenta de la red social de Facebook en la cual, según sostuvo Herrera, su pareja aparecía junto a otro sujeto.
En su declaración, el convicto aseguró que esta imagen se la mostró un compañero de celda, quien al referirse al asunto negó haberle mostrado la imagen aludida desde su teléfono celular, como así también rechazó ser la persona que le proveyó el arma homicida a Herrera, una gubia de la carpintería.
El arma homicida
El compañero de celda de Herrera reconoció que cualquier interno “puede tener” una arma así. “Un interno puede comprar una gubia de otro pabellón, como así también cualquier otra clase de herramientas y se las paga con azúcar o yerba”. También brindó precisiones sobre otras irregularidades dentro del penal, entre ellas la obtención de teléfonos celulares.
“Los teléfonos celulares se consiguen en la cárcel, se consigue lo que uno quiera”, afirmó e incluso reveló que junto a Herrera eran los únicos que tenían estos aparatos en la celda 372, aunque aclaró que al suyo se lo quitaron hace un año y que sólo “Chirete” tenía uno.
El preso, de esta manera, tomo distancia del rol que Herrera le adjudicó al sindicarlo como la persona que le mostró la foto que lo lleno de celos. Según había manifestado el acusado, fue su compañero de celda quien le hizo ver la foto y le dijo: “vos ves que vas a hacer”, lo cual fue negado por el reo, aunque sí reconoció que tiene una cuenta en Facebook y que entre sus amigos figuraba la víctima.
Según surge del requerimiento, la circulación de esta supuesta foto de Neri con otro sujeto fue el detonante que llevó a Herrera a estar “determinado” a terminar con la vida de su pareja en ese entonces, lo que sucedió el 5 de enero pasado cuando la víctima, junto al hijo de ambos de dos meses, fueron a visitarlo al penal.
Rivero sostuvo que Herrera en su declaración indagatoria, agregó al asunto de la foto una supuesta revelación de la víctima. Dijo que Neri no sólo reconoció que estaba de novia con el muchacho de la supuesta foto, sino también que el hijo que tenía en brazos no era suyo.
Herrera contó que luego acompañó a Neri al baño, donde otro testigo, también reo del mismo pabellón, precisó algunos detalles. El fiscal indicó que de la testimonial de este preso quien, debido a un problema de estreñimiento, debe estar un tiempo prolongado en el baño, se pudo establecer que Herrera habría intentado agredir o someter sexualmente allí a su pareja, quien se resistió verbalmente, lo que fue escuchado por el testigo.
Al percatarse de que no estaban solos en el baño, Herrera esperó a que su compañero salga. Cuando lo hizo, el preso dijo haber visto al acusado que tenía bien sujeta de los brazos a Neri, tras lo cual se retiró. Agregó que luego, al mirar hacia atrás, vio que “Chirete” llevaba a su pareja a la rastra a la celda.
Este preso advirtió de esta situación al guardia ubicado en un extremo de la celda, pero sus dichos no fueron tenidos en cuenta, razón por la cual la fiscalía lleva adelante una causa penal paralela por las supuestas irregularidades cometidas por el servicio penitenciario en torno a este crimen. Esta situación también se advierte en la filmación de una cámara de video ubicada en ese sector, imágenes que la fiscalía sumó a la causa penal.
Móvil del crimen
Ya de nuevo en la celda, Herrera declaró que la discusión por la supuesta infidelidad seguía y que Neri se burlaba de él, tras lo cual la tomó del cuello y comenzó a darle puntazos con la gubia que había conseguido para poder concretar el brutal homicidio en su propia celda.
El móvil de los celos también surge de las diversas testimoniales que prestaron los guardicárceles, quienes relataron que el alerta por el homicidio ocurrido en la celda lo dio el propio Herrera. “La mate, la mate” repitió mientras salía de la celda con el bebé de Neri en brazos, dijo uno de los guardias.
Otros en tanto, señalaron que Herrera adujo también la causa. “entren a ver la he matado porque me carnereaba” y “ya se acabó la carnereada”, fueron algunas de las frases que, según los guardias, vociferó Herrera cuando dio a conocer el asesinato de la joven Neri.
El fiscal señaló que Herrera “aprovechó la circunstancias de encontrarse en su celda a solas con su pareja y fuera del alcance de los guardiacarceles, es decir en una situación de extrema vulnerabilidad para atacarla primero mediante golpes de puño en su rostro y luego agredirla salvajemente dándole múltiples heridas con un arma blanca, siendo las de mayor gravedad las que le asestó en la zona del cuello”.
Sobre las lesiones, el fiscal agregó el reporte forense del CIF, en el cual se señalan alrededor de 40 heridas, de las cuales 36 corresponden a la zona del cuello, 17 en cara lateral izquierda y 19 en cara lateral derecha, lo cual evidencia el grado de salvajismo puesto de manifiesto por Herrera al ejecutar el asesinato de Neri.
En la celda, los peritos forenses pudieron identificar en la pared sur, en donde estaba ubicada la cama que ocupaba el acusado, una foto de Andrea Neri, la que sobresalía entre otras fotografías, y en el piso del lecho había dos imágenes: una de “San La Muerte” y la otra del “Gauchito Gil”.
A partir de estos elementos y otros más producidos a lo largo de la investigación, el fiscal Rivero solicitó al Juzgado de Garantías 4 que se de curso al enjuiciamiento de Herrera por el delito de doble homicidio calificado por la relación de pareja y femicidio. Sobre este último agravante, Rivero señaló que “el accionar del imputado de quitarle la vida a su pareja y madre de su hijo en razón, y tomando provecho de su condición de mujer, constituye un hecho grave, porque el grave la motivación femenina que expresa, es decir, el más profundo desprecio hacia la condición humana de la mujer que, sino admite someterse a su decisiones, no merece continuar su existencia”.