Se trata de cuatro sujetos, quienes tenían bien aceitadas las maniobras para apoderarse de animales vacunos. Tras robar los ejemplares, faenaban en el campo, enterraban las vísceras y transportaban la carne en motos por el monte. Lo robado era comprado por un carnicero de la zona.
Tras varias denuncias de finqueros de la zona, entre ellos Lucía Salto y Fernando López, quienes fueron víctima del robo de animales vacunos, tanto a fines del año pasado como a principios de 2018, la fiscalía penal de Joaquín V. González llevó adelante una investigación que, en los últimos días, derivó en la detención de una banda, integrada por cuatro sujetos.
Las detenciones, según lo informado por el fiscal interino, Oscar López Ibarra, surgió de una prolija tarea encabezada por el subcomisario Carlos Tapia, jefe de la División Rural y Ambiental de la Policía, con sede en la localidad de Joaquín V. González.
A partir de la denuncia de Salto, los policías comenzaron una serie de pesquisas en la zona de El Quebrachal, donde varios testigos indicaron detalles del funcionamiento de esta banda, la cual estaba bien organizada, ya que los integrantes cumplían determinadas tareas, desde marcar la finca donde iban a operar, enlazar los animales, faenar y transportar la carne, la cual era reducida a un conocido carnicero de la zona.
Asimismo, se pudo agregar a la causa la testimonial del esposo de Salto, quien fue increpado por este grupo tras conocer la denuncia de su esposa, la cual apuntaba a esta banda, la cual tenía la particularidad de movilizarse en motos en el monte, rodados que tenían ocultos entre las malezas y el que usaban para el transporte de la carne ya faenada hasta la ruta, donde era reducida.
Según la investigación, la fiscalía solicitó la detención y allanamientos de las viviendas de Oscar Manuel González, (a) “Maño Atranda”; Fernando Francisco González, (a) “Gango” y Néstor Hugo Dìaz, (a) “Gringo”, a quienes se les imputó el delito de “abigeato calificado”.
Asimismo, se hizo lo propio con Andrés Antonio Gutiérrez, (a) “Manzana”, quien fue acusado de partícipe secundario, ya que en su vivienda se ocultaban los elementos utilizados por los cuatreros para enlazar y faenar los animales robados.
Por otra parte, la fiscalía también le imputó a Díaz el delito de tenencia de arma de fuego, la cual le fue secuestrada durante los allanamientos. Se trata de un arma hechiza, la cual manipulaba el imputado en su fechorías, en especial para amedrentar a los vecinos que veían su accionar delictivo.
Los testigos no dudaron en identificar a esta banda, ya que siempre andaban juntos, y en los últimos meses, pasaron de tener motocicletas viejas, de baja cilindrada a comprar rodado nuevos y de mayor potencia. Asimismo, era común la ingesta alcohólica de los mismos cada vez que vendían carne ilegal.
Los acusados enlazaban los animales robados a caballo, los llevaban hasta inmediaciones de un canal, en finca La Floresta, donde faenaban, enterraban en un pozo las vísceras, y luego en motocicletas transportaban la carne hasta la ruta, cerca de las vías, donde la vendían a un vecino que poseía carnicería.
Al respecto, el subcomisario Tapia sindicó al comerciante, sin embargo, no se lograron reunir pruebas de peso en contra de este carnicero, aunque no se descarta que ello suceda en el curso del proceso penal seguido ahora contra los cuatro sujetos detenidos.