Además presumía de ser un buen jugador de fútbol, sin embargo, todo era una pantalla para ocultar su actividad delictiva, la que consistía principalmente en delitos contra la propiedad. Un botín de más de 100 mil pesos y un automóvil cero kilómetro, bienes de la víctima, fue el móvil del homicidio de Rodrigo Nardi Ríos, crimen por el cual ahora, José Eduardo Cardozo, deberá responder en juicio.
La investigación penal por el cadáver de un hombre hallado semienterrado a pocos metros de la ruta 68, en el dique Cabra Corral, el 29 de enero de mayo pasado, derivó meses después en la identificación de la víctima, como así también en la captura del homicida.
Ese hombre, pese al tiempo transcurrido y el intento del autor por borrar rastros del hecho, fue identificado por el Cuerpo de Investigaciones Fiscales como Rodrigo Nardi Ríos, un ex empleado y sub delegado gremial de la empresa Austral Construcciones SA, ubicada en la provincia de Santa Cruz.
La identificación se confirmó a través de un cotejo genético con familiares de la víctima, oriundos de la provincia de Formosa. Pese al avanzado estado de descomposición del cadáver, los peritos pudieron establecer rastros de dos heridas de arma blanca en el tórax, cuyas huellas quedaron impregnadas en los restos hallados.
A partir de la identidad, el fiscal penal, Pablo Paz, a cargo del caso, siguió adelante con las pesquisas, las que sumaron otro dato clave al conocerse el hallazgo de documentos que había sido encontrado un mes antes del hallazgo del cadáver en una finca de Rosario de Lerma, papeles que llevaban en el nombre de Ríos.
Con estos datos, los policías de la División Homicidios llevaron adelante pesquisas en el ambiente delictivo de la provincia a fin de obtener pistas de cómo fue que Ríos llegó a Salta, pues hasta que salió de Santa Cruz, el 19 de marzo de 2016, los familiares indicaron que nada hacía presumir que la víctima pudiera dirigirse a Salta.
Las investigaciones y diligencias dispuestas por la fiscalía, sin embargo, permitieron desentrañar dicho misterio. En su reciente requerimiento de juicio por este crimen, el fiscal relató cómo fue que Ríos llegó a Salta en el mismo mes de marzo de 2016, fecha en que fue asesinado.
El nexo fue descubierto a partir de la declaración de varios testigos, algunos de ellos de identidad reservada, quienes señalaron como sospechoso a José Eduardo Cardozo, un chaqueño de 39 años que residía en barrio La Paz, en nuestra ciudad.
El dato que llevaron a los testigos a señalarlo fue la aparición del mismo al volante de un automóvil cero kilómetro, como así también la ostentación de dinero que hacía tras su aparición. A partir de esta pista, los policías pudieron establecer que Cardozo poseía antecedentes por delitos de robo e incluso había salido de la cárcel unos meses antes del crimen de Ríos.
También, al investigar su nombre en Santa Cruz, pudieron saber que Cardozo había recalado en la empresa Austral Construcciones SA, donde se hizo pasar como ingeniero vial, lo que le permitió tener un puesto de trabajo superior e incluso era jefe de Ríos, a quien pudo conocer en esa provincia.
Al poco tiempo, y en vista de unos robos ocurridos dentro de la empresa, Cardozo fue despedido. Ríos, en tanto, arregló su salida de la empresa en los primeros meses del año pasado, por lo cual recibió una suma de 113 mil pesos, dato que llegó a oídos del acusado.
Según el requerimiento de juicio, Cardozo habría ido en busca de Ríos a Santa Cruz y lo convenció de visitar Salta. La víctima efectivamente llegó a esta provincia y se hospedó en un hotel de la zona de la terminal de ómnibus, tras lo cual se dirigió hasta el dique Cabra Corral, donde encontró la muerte.
Cardozo, que no era ingeniero sino topógrafo, mató a Ríos, se apoderó del dinero que había cobrado, de su automóvil cero kilómetro, un Renault Stpeway, y para deshacerse de algunos elementos que lo comprometían enterró en la finca Potrero de Uriburo, una bolsa con documentos de Ríos, los cuales eran recibos de sueldos y papeles relacionados al vínculo laboral de la víctima con Austral Construcciones SA.
El accionar, sin embargo, quedó descubierto cuando al mes siguiente la lluvia dejó expuesta la bolsa que un peón encontró. Con la sospecha cada vez más firme de la participación de Cardozo en el hecho, la fiscalía avanzó con las declaraciones testimoniales,
Así fue como pudo establecer que Cardozo, al poco tiempo de aparecer con el auto de la víctima, lo cambió por un vehículo Citroën C4, y luego por un VW Vento, como así también hacía gala del dinero con distintas mujeres con las que se relacionó.
De las testimoniales, la fiscalía pudo reconstruir sus pasos tras el asesinato e incluso se logró recuperar el auto de Ríos, el cual, luego de varias transacciones, había terminado en manos de una mujer en la localidad jujeña de San Pedro.
Entre algunas de las explicaciones que Cardozo daba sobre el manejo de semejante cantidad de dinero, los testigos indicaron que el acusado siempre hacía gala de ser un gran jugador de fútbol y que la plata la ganó en un torneo realizado en Santa Cruz.
Con todos estos elementos, entre ellos las pericias del CIF y las testimoniales en su contra, la fiscalía elevó en los últimos días la causa a fin de que Cardozo sea juzgado por el delito de homicidio calificado “criminis causa”, acusación por la que podría recibir una pena de prisión perpetua.
“Sin dudas se trató de uno de los casos más complejos, en particular porque en un inicio no se tenía prácticamente ninguna pista. Si bien, más tarde se logró la identificación, la misma significó un desafío, pues había que explicar cómo fue que la víctima vino a Salta”, sostuvo Paz.
Pese a lo exigente del reto, el fiscal sostuvo que “con tiempo y un trabajo minucioso por parte de los policías de la División Homicidios, se pudo reconstruir los momentos claves de este crimen, y así llegar a Cardozo, como el autor del homicidio de Ríos”.