El hecho juzgado sucedió en 2018, cuando tres jóvenes ingresaron a un domicilio particular seguidos de personal policial. Uno de los efectivos efectuó disparos, impactando un proyectil en el ojo derecho de la víctima, quien se encontraba en el interior de la vivienda, junto con su padre.
La Fiscalía penal de Derechos Humanos representó al Ministerio Público Fiscal ante la Sala VI del Tribunal de Juicio del Distrito Centro, en la audiencia de debate contra un suboficial mayor, un sargento y un cabo, por los delitos de vejaciones calificadas, en perjuicio de un hombre.
El 19 de agosto de 2018, la madre del damnificado recibió un llamado de su otro hijo, diciéndole que su hermano se encontraba en la guardia del hospital San Bernardo.
El hombre había ingresado a su casa a solicitarle dinero a su padre y había dejado entreabierta la reja del pasillo de entrada a la vivienda. En un momento dado escuchó un fuerte ruido y vio ingresar corriendo a tres de sus amigos, seguidos por personal policial que se quedó en la vereda.
El damnificado salió al exterior de la vivienda y luego de preguntar qué pasaba, un efectivo policial ejecutó disparos con un arma marcadora (conocida como paint ball), los que impactaron en distintas partes de su cuerpo y en su ojo derecho, para luego retirarse en el móvil policial.
El joven hombre fue auxiliado por un vecino que lo trasladó hasta la guardia del hospital. Al ser examinado por el oftalmólogo, le diagnosticó “estallido de ojo derecho” por impacto de proyectil. En ese momento le informaron que había perdido su ojo y que debía ser operado de urgencia ante el riesgo de pérdida del ojo izquierdo.
Durante la audiencia de debate, la Fiscal de Derechos Humanos solicitó el cambio de calificación de vejaciones calificadas a vejaciones calificadas agravadas, atento a que los profesionales médicos que prestaron declaración pusieron de manifiesto la pérdida, sin posibilidades de recuperación, del ojo de la víctima.
Finalmente, el Juez en su fallo condenó al sargento a la pena de 3 años de prisión condicional e inhabilitación especial por el doble de tiempo por encontrarlo autor penalmente responsable del delito de vejaciones calificadas agravadas.
El juez Guillermo Pereyra le impuso al condenado, además, una serie de reglas de conducta, entre las que se cuentan prohibición de acercamiento total a la víctima y a su grupo familiar, en un radio de 200 metros y abstenerse de cualquier tipo de contacto.
En tanto, el suboficial mayor y el cabo fueron absueltos del mismo delito.